Cuatro Dornier Do 24 cargados de explosivos estarían pilotados por veteranos hasta aterrizar en el Vístula, momento en el que serían sustituidos por novatos que, mientras los veteranos intentaban volver a sus líneas después de llegar a la orilla con botes de goma, despegarían nuevamente y estrellarían los hidroaviones contra los pilares de los puentes de Thoru, Varsovia, Deblin y Dunjawec.
Estos novatos serían los Selbstopfer, los mártires por el Reich.
Esos puentes constituían el cuello de botella por el que debían pasar las líneas de abastecimiento de los ejércitos soviéticos que iban a lanzarse sobre Berlín.
La operación se denominaría Aktion 24 y la elección del modelo de “kamikaze” radicaba en la gran carga de explosivos que este avión podía transportar.
Cualquier acción que retrasara el avance soviético con la doble esperanza de que la “antinatural” alianza entre soviéticos y democracias occidentales concluyera en cualquier momento, o que los aliados avanzaran lo más rápido o fácilmente posible, privando a los soviéticos de ese terreno, sería abrazada por los alemanes con satisfacción.
Al final, los aviones adaptados fueron destruidos en invasiones aéreas y no se pudo realizar un planteamiento serio de la operación.
Con posterioridad, la Kriegsmarine asumiría estas misiones y enviaría buceadores de combate, los famosos Hombres K, a destruir diversos puentes; entre los que se contarían los de Remagen o Küstrin, en el Rhin y en el Oder respectivamente. Estos submarinistas se sumergían río arriba y se dejaban arrastrar por la corriente hasta llegar a sus objetivos, momento en el cuál, colocaban cargas de demolición en los pilares y, nuevamente, se dejaban arrastrar por el río alejándose.Finalmente un temporizador hacía explotar la carga.
También los aviones tándem Mistel se usaron con este fin, aunque tanto los hombres K, como los Mistel, no fueron especialmente efectivos.