Final de Adderraman y sucesor
A nivel administrativo, Abderramán perfeccionó el sistema ya introducido por los gobernadores. Así, conservó la división territorial en coras o provincias de las que había 21: Cordoba, Fahs al-ballut (Llano de los Pedroches), Cabra, Ecija, Sevilla, Carmona, Niebla, Ocsonoba, Beja, Morón, Sidona, Algeciras, Takoronna (capital Ronda), Reyyo (Málaga), Elbira, Jaen, Pechina, Tudmir, Játiva, Valencia, Santaver. Al frente de ellas había un gobernador que residía en la capital de la cora. Con respecto al ejército, a mediados de su reinado Abderraman empredió su profesionalización reclutando para ello a mercenarios bereberes y esclavos de Europa meridional.
Ya hemos mencionado que al principio de su reinado, la jutba continuó pronunciándose en nombre del califa, solamente dos años después autorizaría que se cambiara por una invocación en favor suyo. Asimismo, nunca tomó otros títulos que los de rey (malik) y emir (amir) a los que añadía el término “hijo de los califas” (ibn al-jala’if). Este mismo respeto por la ficción califal aparece en las moneda acuñadas por él y sus sucesores.
Aberraman murió en Cordoba el 30 de septiembre de 788 siendo enterrado en una capilla del Alcazar de los Emires. Su retrato conservado por las descripciones de los cronistas musulmanes era el de un príncipe sirio de alta estatura, siempre vestdo de blanco, con cabellos rubios que caian en bucles, rostro simpático y enérgico, solamente afeado por la perdida de un ojo, buen poeta y orador elocuente. Fue sucedido por su hijo menor Hisham I.
Saludos.