Ambiciones de Carlomagno en España, batalla de Roncesvalles
Durante el período de los gobernadores dependientes del Califato Omeya se produjeron varias incursiones a territorio galo con desigual suerte. Una de las primeras incursiones parece ser que se realizó en época de la conquista cuando por orden de Tariq ben Ziyad tras la ocupación de Barcelona y Narbona, expediciones musulmanas llegaron hasta Aviñon y el castillo de Lyon en el Ródano, siendo rechazados por los francos.
En 719 se registra otra expedición que vuelve a ocupar Narbona y a continuación pone sitio a Tolosa (Tolouse) siendo derrotados en 721 por Eudes, duque de Aquitania (hablar de los reyes merovingios, los reyes holgazanes que dejaban el poder en mano de los mayordomos de palacio). En 725 se registra otra nueva expedición que tras ocupar Carcasona y Nimes se interna profundamente en territorio franco llegando hasta Borgoña y saqueando todo a su paso.
En 732 el gobernador al-Gafiqi se dispuso a realizar una nueva expedición. Su ejército se concentró en Pamplona, cruzó los Pirineos y se dirigio hacia Burdeos. Eudes intentó frenar su avance pero fue derrotado en el río Dordoña y no pudo impedir el saqueo de Burdeos. A continuación, el ejército musulmán se dirigió hacia Tours pero fue interceptado por Carlos Martel a unos 20 kilómetros de Potiers. La batalla que se libró a continuación en una fecha comprendida entre el 25 y el 31 de octubre se saldó con una rotunda victoria franca, muriendo el propio gobernador árabe (los historiadores musulmanes llaman el campo de batalla Balat al-shuhada (“la Calzada de los Mártires por la fe”).
En 734, nueva expedición musulmana que toma Arles, Saint-Remy de Provenza y Aviñon. En Provenza, los musulmanes permanecieron cuatro años hasta que se vieron obligados a retirarse ante la ofensiva de Carlos Martel que reconquistó Aviñón y puso sitio a Narbona. El gobernador musulmán de al-Andalus envió un ejército en ayuda de Narbona pero este fue derrotado por Martel en 737. No obstante, Narbona resistió el sitio y pemanecería en manos musulmanas en 751 por Pipino el Breve, padre de Carlomagno, poniendo fin a la presencia musulmana en tierras francas. Desde la muerte de Pipino en 768 hasta 778 durante el reinado de su hijo y sucesor Carlomagno no se registra actividad militar en la zona.
La intervención de Carlomagno en España tiene como catalizador al gobernador musulmán de Zaragoza Sulayman ben Yaqzan ben al-Arabi. Este, de origen qaysi, había entrado en contacto poco antes de 778 con un agitador árabe, recién llegado de Ifriqiya, que resultó ser un agente abasí enviado a España para formar un partido abasí con el objeto de derrocar a los omeyas, a quien prometió ayuda sin saber su verdadera intención. Una vez descubiertas sus intenciones, Al-Arabi rompió los lazos con el agitador, que fue asesinado por orden del emir posteriormente, y volvió a Zaragoza donde se declaró en rebeldía contra el emir. Abderraman envió un ejército contra el rebelde quien no obstante logró capturar al comandante del ejército omeya durante una salida contra los sitiadores. Animado por este éxito, Al-Arabi dejó al mando de Zaragoza a su lugarteniente Abderraman El Eslavo, y se dirigió a Paderborn, en Sajonia, para solicitar la ayuda de Carlomagno, a quien llevó como presente al prisionero y le prometió la entrega de Zaragoza. En la primavera de 778, Carlomagno al frente de un ejército atravesó los Pirineos por Roncesvalles, llegó a Pamplona, donde recibió la sumisión de los vascones, y se dirigió hacia Zaragoza vía Huesca. Llegado ante Zaragoza, se encontró con la desagradable noticia de que Abderraman El Eslavo se negó a entregar la ciudad, no teniendo más remedio que poner sitio a ella. El sitio se prolongó más de lo estimado y en el transcurso del cual, Carlomagno recibió noticias de una nueva rebelión que había estallado en Sajonia y no tuvo más remedio que levantar el sitió y regresar a la Galia. Sin dificultades, el ejército franco llegó a Pamplona, que fue evacuada y cuyas murallas fueron desmanteladas. Ese mismo día o al día siguiente de su salida de Pamplona, el ejército franco fue atacado en Roncesvalles, donde murieron un gran número de hombres y personajes destacados como el senescal Eggihardo, el conde de palacio Anselmo y Rolando o Roldán, duque de Borgoña. Según los cronistas francos el ataque fue realizado por bandas vasconas aunque más posiblemente junto a los vascones actuaron musulmanes que tenían como objetivo liberar a al-Arabi, que era prisionero del rey franco. Según el historiador musulmán Ibn al-Athir dos hijos de éste participaron en el ataque y lograron liberar a su padre. La batalla tuvo lugar el 15 de agosto de 778 según el texto conservador del epitafio del senescal Eggihardo. Con respecto a Zaragoza la ciudad no volvió a la obediencia de Córdoba hasta el verano de 782 cuando fue tomada por asalto por un ejército al mando del mismo emir.
En cuanto a Carlomagno, su derrota en Roscesvallea le convenció de no tomar la ofensiva contra los musulmanes de Al-Andalus sino reforzar la seguridad del reino franco a lo largo de los Pirineos. Para ello creo el reino carolingio de Aquitania cuya principal misión era vigilar permanentemente la actividad de los musulmanes de la frontera pirenaica; intervenir en el momento oportuno para neutralizar sus posibles actitudes ofensivas o procurarse incluso, si llegaba la ocasión, de algunos territorios fáciles de conservar.