IJN Taiho, el análisis de un desastre.
El portaviones Taiho (Gran Fénix) fue el proyecto más ambicioso de la Armada Imperial Japonesa previo a la 2GM con un coste total de 105.318.000 yen, aprobado en el 4º Programa Suplementario de la Flota del año fiscal 1939. Este fue un programa previo a la guerra que le daría la superioridad de portaviones frente a los Estados Unidos, y los que pudiera disponer Gran Bretaña en el Indico y el Pacifico en el futuro. Preveía la construcción del Taiho, 15 portaviones de tipo medio (20.000 tns a plena carga), basados en el Hiryu, que se convertirían en la clase Unryu y 5 portaviones del tipo Taiho mejorados (Proyecto G-15) que nunca verían la luz. Se preveía que estos portaviones fuesen entregados a partir del final de 1943 y años subsiguientes, pero retrasos por la modificación de los planos por las experiencias de la guerra, y el producido por la demora en las entregas de materiales a causa de la guerra submarina, hizo que estos portaviones no llegasen a ser entregados hasta 1944: el Taiho en marzo, el Unryu y el Amagi en agosto y el Katsuragi en octubre, el resto fueron cancelados en noviembre por falta de materiales - los Aso, Ikoma y Kasagi y el resto nunca se les puso la quilla aunque tuvieran astilleros ya designados-. Al Taiho pedido en 1939 no se le pudo poner la quilla hasta julio de 1941 en los astilleros de Kawasaki de Kobe por los retrasos en la construcción y entrega del Zuikaku que se construía en el mismo astillero: se le tendría que haber puesto la quilla en 1937 pero no entró hasta mayo de 1938, cuando las gradas quedaron despejadas al ser botado el portahidros Mizuho.
La Armada Imperial acometió unos planes ambiciosos de expansión de la flota tras abandonar las conversaciones del 2º Tratado Naval de Londres de 1936 y también, posteriormente, la Sociedad de Naciones tras el estallido de la 2ª Guerra Chino-japonesa en 1937. Esos planes superaban la capacidad real de sus astilleros, tanto estatales como privados. Los diseñadores navales, además, cometieron los fatales errores de colocar las cisternas, tanto de fuel para las calderas, como de gasolina de aviación en los portaviones, como parte del casco del buque, lo que se conoce como obra viva, y por tal propensos a resquebrajarse frente a las tremendas vibraciones y sacudidas de los impactos de bombas y torpedos: estos quedaban separados del resto de los compartimentos por unos espacios vacíos que rellenaban con CO2. Tras el desastre del Mar de Filipinas en junio de 1944 y la pérdida de 3 portaviones por estas causas, estos espacios fueron rellenados con hormigón para darles más consistencia.
Otra grave falta de previsión y organización fue la poca atención que pusieron a la organización de equipos de control de daños: estos se dejaban en manos de los propios marineros asignados a las zonas dañadas para que realizaran estas labores con poca o ninguna preparación. Ni tan siquiera tras la derrota de Midway comprendieron que un equipo profesional y dedicación exclusiva al control de daños era imperativamente necesario a bordo de cualquier buque, y más en un portaaviones.
Otro de los graves fallos de diseño que tuvieron con los portaviones especialmente, con la excepción de la reconversión del Shinano - ¡a buenas horas!-, fue el de diseñar los hangares como espacios cerrados dentro de la obra del buque, con una pésima habitabilidad y que debían diseñar unos grandes extractores de humos a los costados del casco del buque que aspirasen y expulsasen los gases dentro de los mismos: los de babor aspiraban y los de estribor expulsaban, esta recirculación forzada se extendía por el interior de prácticamente todo el buque y además colocaron los “ojos de buey” por toda la eslora del buque, pésimo error porque contribuían aún más al desastre y posibles vías de agua.
Los diseñadores japoneses eran propensos a recargar con pesos muertos las altas superestructuras de los buques: en el caso de los portaviones las armas defensivas, al estar suspendidas sobre el agua por fuera del casco, tenían que tener puntales de refuerzo que sujetaran las balconadas donde tenían que ser colocadas. Con mangas muy estrechas y bordos muy altos estos buques eran muy inestables, como quedó reflejado en el diseño del portaviones ligero Ryujo en el que tuvieron que acometerse dos reformas, y aun así no se resolvió completamente el problema. Este problema afectó a todos los buques en construcción en ese momento, descubriéndose que todos los diseños tenían ese problema de un modo inherente, como demuestra el incidente del patrullero Tomodzuru, que durante una galerna dio la banda y se hundió en 1934.
El Taiho se diseñó utilizando los planos de la clase Shokaku. Al tener un gran peso muerto como consecuencia de la cubierta blindada, se tuvo que reducir espacio en una las cubiertas y por ello el diseño quedó muy tocado: el suelo del hangar inferior solo quedaba a 1,5 mts sobre la línea de flotación con el buque a plena carga y el pozo del ascensor quedaba parcialmente bajo esta. Para colmo estos pozos quedaban justo encima de los tanques de combustible de aviación de proa y popa. El cinturón blindado del portaviones de 152mm solo protegía la eslora del buque entre los dos pozos de los ascensores, luego decrecía hasta los 55mm en los extremos. La protección submarina corría a cargo de un mamparo longitudinal anti-metralla de 40mm que era el que protegía los depósitos de combustible más el espacio vacío de los impactos submarinos. El diseño Británico, por ejemplo, construía las cisternas como tanques circulares “coffer dam”, protegidos por unos espacios llenos de agua que absorbían las vibraciones.
Taiho junto al acorazado Nagato en Borneo (mayo 1944).
A todo esto hemos de añadirle el rol que el estado mayor de la Armada le confirió al Taiho: al construir una unidad blindada se consideró que era adecuado para permanecer mayor tiempo en contacto con el enemigo y soportar los daños de combate, al mismo tiempo que podría servir como apoyo al resto de la fuerza de portaaviones, por eso construyeron unos pañoles de bombas y torpedos junto a depósitos de gasolina de aviación el doble que en el resto, esto lo convertían en un polvorín flotante. Hagamos una comparación entre el Taiho y los clase Shokaku en los que se basaban:
El combustible de aviación en los Shokaku era de 496 tns, mientras que en el Taiho era de 1.000 tns, los torpedos y bombas de 800 kgs eran los mismos: 45 y 90 de cada, a partir de aquí las cosas variaban, las bombas de 250 kgs eran respectivamente (Shokaku vs Taiho) 306 y 468, las de 60 kgs eran 540 y 468, además el Taiho llevaba 144 bombas de 30 kgs, si además añadimos el combustible para las calderas la diferencia también era notable 3.335 tns en los Shokaku frente a las 5.700 tns del Taiho.
Saludos