Las campañas de Hisham contra el reino asturiano de Bermudo I
Bermudo I
Esta relativa tranquilidad interna permitió al nuevo emir concentrar sus esfuerzos bélicos contra el reino asturiano, realizando expediciones o aceifas contra éste durante casi todos los años de su breve reinado. En 788, el mismo año de su proclamación como emir, había subido al trono astur un nuevo rey, Bermudo I. En 791, dos ejércitos cordobeses atacaron el reino astur: el primero subió por el valle del Ebro hasta Alava donde los cristianos sufrieron una contundente derrota; el segundo avanzó hacia Galicia y cerca de Villafranca del Bierzo se topa con las tropas asturianas al mando de Bermudo I que son desbaratadas. Al año siguiente, Alava es de nuevo atacada con éxito por las tropas cordobesas, poco antes había subido al trono astur un nuevo rey Alfonso II cuyo primer acto como tal fue trasladar la capital a Oviedo.
La aceifa de 794 fue menos afortunada. Esta ocasión, dos columnas se dirigieron una hacia Asturias y la otra hacia Alava, está no tuvo ningún tipo de obstáculo mientras que la primera llegó hasta Oviedo y lo saqueó pero a su regreso fue sorprendida y aniquilada por Alfonso II en Lutos (actual caserío de Los Lodos, a unos kilómetros al suroeste de Grado).
Dirham de plata del reinado de Hisham I
Este desastre fue vengado por la aceifa del año siguiente. En esta ocasión, el ejército cordobés se dirigió hacia Astorga y una vez ocupada esta se dirigió contra el ejército de Alfonso II que fue obligado a retirarse hacia el norte perseguido por los cordobeses quienes estuvieron cerca de capturar al rey asturiano. Al año siguiente muere Hisham II y los problemas internos con los que va a tener que enfrentarse su sucesor le impedirá atacar a los asturianos hasta el 826, dando así a estos un respiro que aprovecharan para ocupar nuevos territorios.
En 793, Hisham envió una expedición contra el enclave franco de Gerona, ésta había pasado a formar parte del reino de Aquitania en 785. La plaza fue asediada pero aunque el ejército cordobés diezmó a su guarnición y demolió sus defensas no pudo apoderarse de ella. A continuación, el ejército omeya avanzó hacia Narbona, cuyo arrabales fueron incendiados y sus alrededores saqueados pero tampoco pudieron tomarla. El duque de Tolosa intentó cerrar el paso al ejército omeya que se disponía a marchar sobre Carcasona pero fue derrotado estrepitosamente.
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