Yusuf ben Abd al-Rahman va a ser el último gobernador árabe de al-Andalus. Siguiendo los consejos de al-Sumayl, Yusuf emprendió una política completamente favorable a los qaysíes en detrimento de los kalbíes. Uno de los aspirantes desechados al cargo de gobernador, el mencionado Yahya ben Hurayth, había obtenido en compensación el mando del distrito de Rayya pero poco después fue destituito. Despechado fue en busca del antiguo gobernador Abu-l-Jattar y le ofreció su apoyo y el de los kalbíes para recuperar el cargo. Ambos bandos se enfrentaron en Secunda, a las mismas puertas de Córdoba, y los kalbíes fueron derrotados, siendo ejecutados Abu-l-Jattar y ben Hurayth. Esta victoria aumentó el autoridad y el prestigio de Yusuf quien creyó poder librarse de la influencia de al-Sumayl ofreciéndole el gobierno de Zaragoza, donde podría actuar con completa independencia. Al-Sumayl aceptó y se encaminó hacia Zaragoza donde llegó en 750. Su llegada coincidió con una gran hambruna provocada por la sequía, que iba a durar 5 años y provocaría la práctica despoblación de las zonas norteñas de al-Andalus y la emigración de millares de bereberes al Africa del Norte. Coincidiendo con el período mas duro de la hambruna, los dos o tres primeros años, hubo un período de tregua entre los dos bandos árabes enfrentados. Pasado éste, los kalbíes, que no podían aceptar la preponderancia qaysíes, decidieron desalojar a al-Sumayl de Zaragoza. En el mismo bando qaysi, había descontento por la posición de dominio de Yusuf y de al-Sumayl. Dos jefes qaysíes, Amir ben Asur y al-Hubab ben Rawaha, se reunieron en el bajo Aragón y solicitaron el apoyo de los kelbíes y de los bereberes de la zona para derrocar al gobernador Yusuf y a su consejero al-Sumayl, a los que consideraban usurpadores puesto que no habían sido confirmados por el califa en Oriente. Los rebeldes asediaron a al-Sumayl en Zaragoza y éste, al empeorar su situación, solicitó ayuda a Yusuf quien no se hallaba en situación para prestársela. Sin embargo, los qaysíes, por propia iniciativa, reclutaron un ejército y en 755 levantaron el sitio de Zaragoza. En el ejército que fue a Zaragoza iba un cierto número de mawlas omeyas, emisarios encargados de entablar negociaciones con el jefe qaysi para lograr el paso a al-Andalus de su patrón Abd al-Rahman ben Muawiya.
Periplo e historia de Abderraman desde Damasco a España
Abderraman ben Muawiya nació en 731 hijo de madre bereber. Contaba con 20 años en el momento en que tuvo que huir junto con su hermano Yahya del acoso abasi. Pronto su paradero fue descubierto y su hermano capturado y ejecutado. Abderraman pudo salvarse en compañía de sus dos hermanas, de un hermano más joven que él y de su hijo de 4 años Sulayman. Los fugitivos se refugiaron en una aldea a orillas del Eufrates desde donde pensaban emigrar a Asia. Sin embargo, también fueron allí descubiertos y Abderraman pudo huir cruzando el Eufrates a nado, dejando atrás a su hermano que fue asesinado. Abderraman pudo llegar a Palestina a donde se le unió sus libertos Badr y Salim. Los tres partieron de Palestina y llegaron sin obstáculos a Ifriquiya, territorio gobernado por un pariente del gobernador de Al-Andalus Yusuf. En Ifriquiya, Abderramán se reunió con otros omeyas que habían conseguido huir antes que él. El gobernador de Ifriquiya, Aba al-Rahman ben Habib, aunque no era partidario de los abassies aspiraba convertir su territorio en un reino independiente y no veía con buenos ojos la llegada de Abderraman y del resto de los omeyas. Consciente de la animadversión del gobernador, Abderraman decidió refugiarse entre las tribus bereberes, valiéndose para ello de su ascendencia materna. Cuatro años pasó entre las tribus bereberes recorriendo el Magreb. En un principio, parece que se planteó establecerse en el Magreb pero pronto cambió de idea puesto que al-Andalus existía un núcleo bastante considerable de clientes omeyas, alrededor de medio millar, que habían venido con los chunds sirios y se habían establecido en los distritos de Jaén y Elvira. Para realizar tanteos entre estos clientes envió a Badr en junio de 754, éste se puso en contacto con los jefes de los clientes omeyas del chund de Damasco, Ubayd Allah ben Uthman y Abd Allah ben Jalid, quienes a su vez transmitieron las propuestas de Abderraman al jefe de los mawlas del chund de Qinnasrin, Yusuf ben Bujt. Los tres, cumpliendo sus deberes de clientela para con Abderraman, manifestaron a Badr su deseo de cumplirlos pero antes de pedir a Abderraman que se reuniera con ellos en al-Andalus decidieron consultar con el personaje político más importante de la época en al-Andalus: el qaysí al-Sumayl, gobernador a la sazon de Zaragoza, quien también debía gran parte de su carrera a los omeyas y que se encontraba en aquellos momentos sitiado en Zaragoza como ya hemos mencionado. Esta es la razón por la que una delegación de clientes omeyas, incluido Badr, se alistaron en el ejército qaysí que estaba siendo reunido en Andalucía para ayudar a Zaragoza. Una vez levantado el sitio de Zaragoza, al-Sumayl se reunió con la delegación omeya aunque no le dio una respuesta categórica. En una segunda entrevista, al-Sumayl dio su apoyo a Abderraman pero, posteriormente, se desdijo. Esto colocó a los clientes omeyas en una seria disyuntiva: o aconsejaban a Abderraman que disistiera en venir a Al-Andalus o buscaban en apoyo del bando antiqaysi, que había sido recientemente derrotado en la batalla de Secunda. Optaron por la segunda opción, los kalbíes, humillados y resentidos por las recientes derrotados, acogieron casi con entusiasmo las propuestas de los clientes omeyas. De este modo, aprovechando que al-Sumayl y el gobernador Yusuf se encontraban en Aragón pacificando la región compraron y equiparon un barco que con una delegación de kalbies y el propio Badr cruzó el estrecho para recoger a Abderraman. El 14 de agosto de 755 Abderraman desembarcaba en Almuñécar.
Toma del poder en Al Andalus
Recibido al desembarcar por los jefes de los clientes omeyas, Abderraman se instaló primero en la casa de uno de ellos en Loja y, posteriormente, en la casa de otro en el castillo de Torrox, no lejos de Iznajar.
El gobernador Yusuf, mientras volvía a Córdoba de regreso de Aragon, supo la noticia del desembarco de Abderraman y de su alojamiento en Torrox, como huésped del jefe de los chunds omeyas de Elvira. También recibió noticias de la facilidad con que los soldados enviados a detenerlo habían sido rechazados por los omeyas. Aconsejado por Al-Sumayl, Yusuf decidió ir en persona contra Abderraman pero las noticias de los primeros éxitos de éste se habían extendido entre su ejército, y sus soldados comenzaban a desertar para pasarse al omeya. A pesar de todo, Yusuf intentó atacar a Abderraman en los Montes de Málaga pero el mal tiempo y, sobre todo, el creciente descontento entre su ejército le obligó a regresar a Córdoba, desde donde no tuvo más remedio que entrar en negociaciones con Abderraman.
Así, Yusuf envió una delegación a Torrox para comunicarle al omeye que deseaba mantener buenas relaciones con él a cambio de que renunciara a toda actividad política y a toda pretensión a la soberanía. Asimismo le invitaba a venir a Córdoba e incluso llegó a ofrecerle la mano de su propia hija. Este intento de conciliación fracaso y a finales del invierno de 756 se reanudaron las hostilidades.
Abderraman con un ejército formado por kalbíes, qaysies y bereberes avanzó desde Torrox hacia el oeste. En primer lugar entró en la cora de Reyyo, feudo de los chundíes del distrito del Jordán que se adhirieron a su bando, y en su capital, Archidona, fue proclamado por éstos emir. Desde allí se dirigió al distrito de Sidona y luego al de Sevilla. En marzo de 756 entró en Sevilla donde recibió el juramento de pleito homenaje de la población.
Ante esta situación, Yusuf resolvió dirigirse contra Abderraman avanzando desde Córdoba en dirección a Sevilla siguiendo la orilla derecha del Guadalquivir. Abderraman, por su parte, avanzó sobre Córdoba siguiendo la orilla izquierda. Finalmente, ambos ejércitos se encontraron en un lugar llamado al-Musara, a las mismas puertas de la capital. La batalla se libró el 15 de mayo de 756 y acabó con una rotunda victoria del omeya quien entró a continuación en Córdoba, evitando el saqueo de esta por sus partidarios yemeníes y haciendo proclamar emir de al-Andalus en la mezquita mayor.
Saludos.
Francisco Medina