NOTAS
- Creadas por Carlos VII en 1445 para evitar el recurso a los mercenarios y sus saqueos, las compagnies d’ordonnace fueron las primeras tropas montadas permanentes del ejército francés. Junto con los gens d’armes, donde luchaba la flor y nata de la aristocracia francesa, constituían el núcleo de la terrible caballería francesa. Su fracaso frente al Gran Capitán supone el paso de un ejército (“medieval”) regido por las tácticas del caballero individual, que busca la pelea con sus iguales, a otro (“renacentista”) en el que el elemento decisivo es la infante-ría, apretada en grandes formaciones de picas, o más pequeñas y flexibles, como las coronelías españolas, en las que se combinan arcabuceros, piqueros y rodeleros (infantería armada con espadas y escudos pequeños, o rodelas).
- El Gran Capitán firmaba sus cartas como Gonzalo Fernandes, duque de Terranova.
- El ejército del Gran Capitán se había reorganizado para la nueva guerra que se libraba en Italia, y que cada vez dependía más del uso de la infantería, en detrimento de la vieja caballería medieval. La infantería española de la primera campaña estaba armada demasiado ligeramente para enfrentarse a los suizos. Se abandonó el uso de ballesteros o lanceros y se aumentó el número de arcabuceros y de rodeleros; el núcleo de la infantería estaba formado ahora por cuadros de picas “a la suiza”. Estas reformas fueron la base de los futuros tercios (creados por una ordenanza de Carlos V de 1536), regimientos de infantería española que se convirtieron en la punta de lanza de la monarquía Habsburgo durante todo el siglo XVI.
- La batalla se desarrolló en el mismo escenario en el que las tropas del V Cuerpo estadounidense cruzaron el Garellano en mayo de 1944, en el marco de la Operación Diadem, durante la cuarta batalla de Montecassino.
- Su sustituto es Ramón de Cardona, barón de Bellpuig, almirante de la flota aragonesa contra los turcos. Cardona pronto se casará con Isabel de Requesens, una de las mujeres más distinguidas de la corte napolitana, a la que Rafael pintó en 1518 por encargo del Papa para regalarlo al rey de Francia, Francisco I, rival del marido de Isabel.