Fragmentos de una guerra olvidada. Episodios de la guerra de Corea (1950-1953).
“Business as usual” (Lo de costumbre).
Una mirada a la vertiente naval de la guerra de Corea.
Todo marchaba según el plan previsto. Hacía pocas horas que la artillería había iniciado el barrido de las posiciones de aquellos malditos reaccionarios del sur y que las columnas blindadas se abrían paso rápidamente hacia Seúl.
El comisario miró hacia la costa, donde se veían el fuego y el humo de las explosiones, pronto, muy pronto, toda Corea sería una sola nación bajo la égida del gran Kim Il Sung.
Arrojó por la borda del mercante el cigarrillo que fumaba, irónicamente era tabaco americano proporcionado por sus asesores soviéticos, y se dirigió hacia el puente de mando del buque, en la cubierta del cual parte de los 600 hombres que llevaba limpiaban sus armas o jugaban a juegos de azar. Había hombres de vigilancia apostados en las ametralladoras pesadas con las que se había armado el buque, pero la sorpresa había sido tal que no se creía que hubiera peligro, y aún faltaban unas horas para el amanecer.
Aquella misión era muy importante, el 3er Batallón del 766 Regimiento Independiente tenía que desembarcar y tomar el puerto de Pusan y sus instalaciones. Qué irónico que el buque que los transportara hubiera sido robado en el sur a los norteamericanos un año antes. El 766 RI era una unidad de élite seleccionada por el mismísimo Kim para esta misión. Había sido más de un año de duro entrenamiento en operaciones anfibias y de comando para la invasión del Sur, la hora había llegado. Los 6 batallones del 766 eran parte de la punta de lanza de la ofensiva norcoreana, 3 batallones participaban con la 5 División de Infantería en la ofensiva terrestre, abriendo paso a la fuerza principal, 2 habían realizado desembarcos en Chongdongjin e Imwonjin y avanzaban por tierra ya, flanqueando a la retaguardia de las unidades surcoreanas.
Le tocaba el turno al 3er Batallón, en una misión de gran importancia.
Una unidad gemela del 766, el 549 Regimiento, realizaba las mismas operaciones en la costa oeste de Corea. Los reaccionarios del sur iban a verse desbordados y rodeados y su ejército destruido en cuestión de días, sin dar tiempo a reaccionar a los americanos.
* * *
El capitán del ROKS Baekdusan (PC-701) estaba atento a la radio, hacía poco que había salido del puerto de Pusan en misión de combate. Las noticias eran confusas. Desde el amanecer se hablaba de un fuerte ataque norcoreano a lo largo de toda la frontera. Había recibido orden de salir e interceptar toda nave proveniente del norte.
El buque, un viejo caza-submarinos norteamericano de la clase PC-461, era el buque insignia de la flota surcoreana, un navío que había sido comprado por suscripción popular, comprado en un estado lamentable y puesto a punto hacía relativamente poco tiempo, en una muestra de la capacidad y el tesón de los surcoreanos. Tal era el estado de la flota surcoreana, conformada por viejos patrulleros y minadores estadounidenses y japoneses, excedentes de la Segunda Guerra Mundial.
Uno de los vigías avisó de un buque con rumbo sur, suroeste, parecía ser un viejo mercante de unas 1000 toneladas aproximadamente. El capitán dio orden de interceptarlo y comunicarse con él.
Los vigías del transporte gritaron, se acercaba un buque a gran velocidad haciendo señales. El comisario miró al capitán sin decirle nada, éste asintió y le ordenó al timonel mantener el rumbo. Mientras los soldados norcoreanos tomaban posiciones y preparaban las ametralladoras, listos para repeler “esa miserable cañonera”.
El misterioso mercante no respondía a las señales luminosas del Baekdusan, el capitán ordenó acercarse más e iluminarlo con los proyectores, miró a su alrededor, silencio, nervios y manos sudorosas aprestas en las armas.
Continuará