Entrevista a Luis Mollà, marino y escritor. Por Javier Yuste González
Tengo el enorme placer de poder llamar amigo a Luis Mollá Ayuso (Tarifa, 1955). Nuestra relación nació de compartir editorial y fue él quién me guió durante los primeros meses de autor primerizo.
Luis, capitán de navío de la Armada Española, piloto de helicópteros, especialista en comunicaciones navales, diplomado de Estado Mayor… y no terminaríamos con la lista, desde hace años es un autor de novelas históricas y de aventuras reconocido y premiado y este 2017 ha publicado la obra «La flota de las especias» (Almuzara), sirviéndose de una gesta no del todo reconocida por el público español, en cuanto a su importancia intrínseca, como fue la circunnavegación iniciada por Magallanes y finalizada por Elcano, allá, en el primer cuarto del s. XVI.
Semejante motivo es sobramerecedor de que Luis pasé por estas páginas y conteste a nuestras preguntas.
JYG: Estimado Luis, podríamos aseverar que la expedición de Magallanes consiguió encontrar la ruta que creyó haber descubierto Cristóbal Colón en 1492: la ruta por Poniente que llevaba hasta el país de la Especiería.Y poco queda ya para celebrar su Vº centenario.
LMA: Así es. Es un hecho histórico sin discusión. Aunque era una ruta ruinosa desde el punto de vista comercial, fue inaugurada por Magallanes. Curiosamente la otra, la del paso del Noroeste, era imposible de acometer en la época, siendo Admunsen el primero en navegarla en 1903. Ahora, con el deshielo, paradójicamente empieza a pensarse que pueda ser la solución comercial a los embarques marítimos, pues ahorra mucho tiempo, sueldos y emisiones a las tradicionales de Panamá y Suez
JYG: ¿Qué hitos de esta exploración son los que más han marcado el ritmo de escritura de la novela? Aparte de la muerte de Magallanes en Mactán, así, a bote pronto, me gustaría que me hablaras del motín de invernada contra Magallanes en el que participó, curiosamente, Elcano.
LMA: Yo diría que varios, principalmente la lucha soterrada dentro de la propia expedición de portugueses y castellanos. El motín fue resuelto militarmente por Magallanes con la ayuda inestimable de su alguacil, Gonzalo González de Espinosa. Sin embargo, tras los juicios de San Julián, el comandante no supo hallar la fórmula política, pues aunque colgó a dos capitanes castellanos por rebeldía (Quesada Y Mendoza), no se atrevió con Juan de Cartagena, que era hijo natural del obispo Fonseca, presidente de la Casa de Contratación. Este detalle derivó en la deserción de la nao-despensa, la San Antonio, lo que lastró la expedición el resto del periplo. Considerado culpable con otros muchos marineros de participación en el mismo motín, afortunadamente, Elcano salvó la vida y pudo concluir el viaje.
JYG: La circunnavegación de la expedición, encabezada primero por Magallanes y después Elcano, puede que sea (otra más) la gran olvidada (por su importancia histórica) de los españoles acerca de la época de las grandes exploraciones. Lo digo porque, como ejemplo y perla personal, yo crecí en Bermeo, de donde procede el contramaestre Acurio, a quién solo se le dedica una pobre y casi prescindible calle. Ciertamente, yo tampoco sé mucho, lo cual es digno de reproche. ¿Otra prueba del olvido voluntario y decadente como nación por culpa de la Leyenda Negra?
LMA: En realidad, así como otras muchas expediciones han sido lastimosamente olvidadas, creo que la de Magallanes/Elcano se ha recordado con profusión, aunque es una pena que casi más en el extranjero que en España.
JYG: Comprobando tu bibliografía, corrígeme si me equivoco, es la primera vez que te alejas tanto de la época actual para ambientar una de tus novelas, ¿qué desafío te ha supuesto como autor histórico naval?
LMA: Tienes razón. No me había parado a pensarlo y es verdad que lo más lejos que había llegado era al siglo XVIII. Esta de Magallanes me ha obligado a viajar a menudo documentalmente a Sevilla para beber en las fuentes del Archivo de Indias
JYG: ¿Qué has sacrificado de la realidad a favor de la ficción?
LMA: El principal sacrificio ha sido el narrador. He utilizado el mismo recurso de Pérez-Reverte en «Trafalgar», cuando se inventa un navío (el Antilla) y unos personajes inexistentes para contar la batalla. En mi caso, y como a estas alturas no voy a renunciar a mi costumbre hitchcockiana de aparecer brevemente en mis novelas, será un hijo de Luis Mollá el que embarque en la Trinidad en calidad de “punto filipino” para contarnos la trama. Lo demás se ajusta razonablemente a los textos escritos.
JYG: Las novelas son como los hijos, pero, una vez publicada, ¿cambiarías algo de su contenido? ¿Te habría gustado ahondar en un tema más que en otro?
LMA: La acabo de releer y, por supuesto corregiría, algunos errores que se me pasaron en las lecturas previas. De la chicha, de momento y a falta de crítica, no corregiría nada.
JYG: ¿Qué crees que sorprenderá al lector de tu última obra?
LMA: La historia de la expedición de Malaspina es sobradamente conocida, así que a los lectores avisados no creo que les sorprenda nada específico. No deja de ser una versión más, con un estilo propio.
JYG: ¿Cómo está siendo la respuesta de público y crítica?
LMA: Es pronto para eso.
JYG: Un poco misterioso andas tú hoy.
¿Qué bibliografías, bibliotecas, museos, etc., recomendarías para aquellos que no han ahondado en la época y lo han hecho con tu novela?
LMA: Bibliografia hay mucha y muy variada. Históricamente me quedo con la crónica de Pigafetta, las conversaciones de Carlos V con Elcano a su regreso y la sorprendente obra de un jerezano desconocido como Ginés de Mafra, cuya vida es de película y cuyo libro sobre el estrecho de Magallanes ha permanecido oculto durante siglos hasta hace aproximadamente un año. Sanlúcar, por su parte, se está poniendo guapa preparándose para el Vº Centenario y vale la pena visitarla.
JYG: ¿Qué pregunta me he dejado en el tintero?
LMA: Yo hubiera preguntado qué destacaría del viaje. Contestaría que el valor y los arrestos del marino y explorador de la época a la hora de enfrentar un viaje en el que sobrevivieron el 20% de las naves y aproximadamente el 8% de los hombres. Alguien los definió como hombres de hierro en barcos de madera.
Luis, gracias por ponerte nuevamente delante de mí y a enfrentarte a mis preguntas. Muchísima suerte con esta nueva novela.
Saludos.