Recuperamos una entrada exitosa del viejo blog, esperamos que os guste.
Los remos en las galeras se repartían entre esclavos, galeotes y buenas boyas.
Los primeros, llamados en general chusma, comían una ración consistente en 780 gr de bizcocho (un pan negro que, para colmo, podía ser pasto de los gusanos, que acaban como menú proteico de los remeros) parte del cual se mezclaba, desmigajado, con aceite para confeccionar una sopa que se denominaba mazamorra y un caldero de habas que en ocasiones se acompañaba de arroz o garbanzos.
En ocasiones especiales, se les daba algo de vino. Y, por otra parte, los castigos solían consistir en la reducción de las raciones, principalmente cuando los alimentos escaseaban.
Los buenas boyas, por el contrario, recibían la llamada ración de cabo, consistente en 700 gr de bizcocho (una libra y media), 2 litros de vino (medio azumbre), 60 gr de carne de vaca fresca o 180 gr de tocino salado (que se medía en onzas, correspondientes a 30 gr cada una) y 60 gr de arroz los domingos, martes y jueves.
Los lunes y miércoles, se les daba 180 gr de queso y 90 gr de garbanzos o habas.
Esa misma ración la comía la mayoría de la tripulación. Los artilleros recibían ración y media, dos los oficiales y cinco los capitanes, que en el siglo SVI llegó hasta ocho. En un momento determinado, se eliminaron las raciones excedentes y se incrementó la paga a cambio.
Por lo general, este exceso de raciones se vendía.
Para evitar la acumulación, las raciones debían consumirse en el día.
Saludos.