Fragmentos de una guerra olvidada. Episodios de la guerra de Corea (1950-1953).
“Uno de los nuestros”
Febrero de 1951, dos carros Centurión Mk III del 8º King´s Royal irish Hussars avanzan hacia el puente ferroviario sobre el rio Han, en las cercanías de Seúl, durante las desesperadas acciones para frenar la potente ofensiva china que le ha hecho retroceder.
De repente divisan una silueta a unas 3 000 yardas (unos 2 700 metros) de ellos, sobre el puente. A esa distancia no pueden identificar bien al carro, pero al estar situado delante de ellos, lo señalan como una amenaza. Para el cañón de 20 libras (84 mm) del Centurión el vehículo enemigo no debería ser un problema. Se van acercando al objetivo cubiertos por la infantería y, cuando se hallan a una distancia de unas 1 500 yardas (1370 metros), abren fuego: el blindado enemigo es impactado y comienza a arder.
Cuando se acercan al tanque destruido... descubren que es uno de sus propios blindados, un carro Cromwell Mk VIII, uno de los blindados perdidos por el 8º de Húsares durante su caótica retirada. Tropas surcoreanas reportaron la destrucción un Cromwell tras del desembarco de Inchon.
Los chinos, ante la falta de armas pesadas y carros de combate, combatían a los tanques igual que asaltaban las posiciones aliadas. Oleadas de infantería con cócteles molotov o cargas explosivas se lanzaban sobre los blindados en el momento en que se encontraban solos o separados de la infantería que les apoyaba. La verdad es que este primitivo sistema rara vez daba resultado, pues las tripulaciones se encerraban en sus carros y comenzaban a huir en dirección a sus líneas. Ni que decir tiene que las bajas chinas eran muy elevadas para los resultados obtenidos.
Un ejemplo fue el combate sostenido la tarde del 25 de abril de 1951, durante la retirada de la 29 Brigada de la Commonwealth enla batalla del rio Imjin.
Dos carros Centurión del 8º de Husares al mando del Capitán Peter Ormond, dieron con una emboscada china que cortaba la carretera que debían usar. En un intento de flanquear al enemigo y rebasar la posición de emboscada, el Capitán Ormond dirigió los Centurión a través de los arrozales que había a ambos lados de la carretera, abriendo fuego sobre las tropas chinas con todas sus ametralladoras. Aunque era bastante improbable que destruyeran los carros, podían bien inmovilizarlos, ya fuera reventando las orugas como incendiando el motor. Justo cuando estaban a punto de rebasar a los chinos, el carro de Ormond quedó atrapado en una zanja de drenaje de arrozal. Mientras el conductor intentaba salir de allí marcha atrás, Ormond se vio obligado a asomarse y abrir fuego con su arma personal, pues los chinos ya estaban muy cerca y, además un par de ellos habían logrado encaramarse sobre el carro e intentaban abrir las escotillas para introducir granadas de mano. En ese momento el comandante del otro carro transmitió por radio a Ormond que se encerrara en el carro que iba a “pegarle un manguerazo” (hosing of... en argot).
En el momento en que el Capitán se encerró en el carro, el otro carro comenzó a disparar sus ametralladoras sobre su carro. Aunque no iba a causar daño alguno al Centurión (más allá de destruir algo del equipo que llevaban en estiba) si que eliminó a la infantería enemiga que se acercaba y se encaramaba al Centurión con aviesas intenciones.
Finalmente, el conductor de Ormond pudo sacar su carro de la zanja y consiguieron rebasar las líneas chinas y el salir del cerco, justo a tiempo, pues los chinos ya habían ocupado casi en su totalidad el valle por donde pasaba la ruta de retirada.
Saludos