Perdicas recbiendo el sello de manos de Alejandro poco antes de expirar.
Igual que Alejandro partió de Macedonia con Calístenes como el historiador que recopilara su aventura para la posteridad, le acompañó un secretario que ya había trabajado con su padre durante siete años. Eúmenes de Cardía tramitó la correspondencia durante todo el periplo alejandrino y fue capaz hacer funcionar el imperio en situaciones normales.
Poco después de la muerte de Alejandro, Eúmenes entregó a Pérdicas los planes en los que se estaba trabajando desde hacía unos meses.
Desde el punto de vista militar y político, el más importante de ellos era el de la conquista de todo el Norte de África, incluyendo la floreciente ciudad de Cartago, para luego saltar a la Península Ibérica, Sicilia y el Sur de Italia. Ello requería, lógicamente, la reunión de un ejército así como los abastecimientos necesarios para la campaña, además de la construcción de una gran flota en los astilleros de Cilicia e, irónicamente, Fenicia y la construcción de una vía transafricana desde Egipto hasta más allá de Cartago.
Dentro de otros planes, estaba el de urbanización; todas las ciudades que se fundaran al oeste del Imperio recibirían parte de su población desplazando grupos de población desde el este. Igualmente, los huecos dejados por éstos, serían cubiertos desplazando grupos de población desde el oeste. Así, estimularía la mezcolanza, incluida la homogeneización cultural, incentivando los matrimonios mixtos. Buena parte de la estrategia buscaba prevenir los problemas que pudieran causar comunidades problemáticas.
Obviamente, estos planes no se llevaron a cabo y el imperio alejandrino se descompuso al poco de fallecer Alejandro. Sus herederos, los diádocos, se enfrentaron entre sí perpetuando unas guerras que heredarían sus propios herederos, los epígonos.
Saludos.