Entrevista Joan Bordas
Por Javier Yuste González
La guerra de Ifni es un conflicto sobre el que no parece existir ánimo divulgativo, quedando, desde su génesis, en un segundo plano para la sociedad española que, como mucho, recuerda a una joven Carmen Sevilla animando a unas tropas risueñas en un terruño yermo.
Por eso es un honor para nosotros poder entrevistar a un hombre que estuvo allí, sobre el terreno. Su nombre es Joan Bordas y, además de estar haciendo “La Mili” en África en Transmisiones, su afición (y, después, profesión) como fotógrafo, le permitió ser testigo de una forma única.
Estimado Joan, muchas gracias por su tiempo y por contestar a estas pocas preguntas:
- ¿Qué nos puede contar de aquella noche del 23 de noviembre de 1957?
Aquella noche del 23 de noviembre estábamos durmiendo dentro del fuerte de Cabo Jubi, en Villa Bens, cuando, a media noche, me toca en el hombro el imaginaria de turno y me dice “Bordas, vete a radio que tienes trabajo”. Me visto rápidamente y voy a la estación de radio, un cuartucho más bien pequeño, y me entregan un buen fajo de T.P. (telegramas postales) escritos a lápiz. Venían todos de Ifni, más bien de todos los destacamentos del interior. Pongo papel limpio a la máquina de escribir por triplicado e intento leer los garabatos a lápiz erizándoseme todos los pelos. Decían todos ellos prácticamente lo mismo: “¡NOS ESTÁN ATACANDO! ¡SON TRESCIENTOS O CUATROCIENTOS! ¡¿QUE HACEMOS?!” Yo pensé en aquel momento: “u os defendéis o echáis a correr”.
A las pocas horas, un día o dos máximo, más TP. Decían lo siguiente: “POR FAVOR, MANDADNOS LECHE PARA LOS NIÑOS, VÍVERES Y MUNICIONES, QUE ESCASEAN”. Horas más tarde: “POR FAVOR, A LOS AVIONES VOLAD MAS BAJO, QUE TODO LO QUE TIRÁIS VA A PARAR AL ENEMIGO”.
Esto es lo que recuerdo, lo más exacto posible.
Y fue el día 30 en que, al salir de la habitación de la radio en Tzelata de Isbuia, le cayó una bomba de mortero hiriendo mortalmente a mi compañero (en Madrid) llamado Joaquín Fandos Martínez, nacido en Burriana (Castellón), y que ya tiene una calle a su nombre. Falleció al día siguiente. Sus restos fueron trasladados a Ifni y, años más tarde, un compañero común (Vicente Felix Monfort), se encargó de trasladarlos a Burriana.
- Así que a través de su puesto llegaban todas las noticias. Si me permite la comparación, me he acordado del radio de Pearl Harbor, que escribió a máquina el telegrama del ataque indicando que no era una maniobra y lo hizo de forma atropellada. Y, cierto, eriza el cabello captar la desesperación comprimida en esas contadas palabras.
Ya que por un lado me habla de esa noche y luego de su compañero Fandos Martínez, vamos a ir primero por la vía de su labor.
Los mensajes cada vez eran más dramáticos. Desde su puesto, entre sus otros compañeros y superiores, ¿cuáles eran las sensaciones reinantes? ¿Creían que sería un conflicto pasajero o tenían la sospecha de que iba en serio?
Desde al menos un año antes de ir a la Mili, venían ya amigos míos licenciados que me decían, al saber que me habían destinado a Ifni, que procurara no ir allá, pues habría guerra a buen seguro, ya que entonces había tiroteos esporádicos y el ambiente estaba muy enrarecido entre los saharauis.
Como yo estaba en Villa Bens, ya sabíamos todos que la plaza había que entregarla a Marruecos muy pronto, y así ocurrió según los acuerdos de Argra, sucediendo el 14 de abril de 1958, junto con toda la parte norte del Sáhara, llamada Tarfaia, hasta el paralelo 27-4º.
Antes del día 14 me mandaron al campo de aviación, detrás del mismo del fuerte, para subir junto a dos compañeros a un avión Junker que nos trasladaría a El Aaiun hasta la licencia.
Pocos días antes del día 14 me crucé dentro de la pequeña ciudad de Villa Bens o puede que dentro del fuerte, con un oficial marroquí pero sin insignias visibles, que supongo que venía a preparar la entrega de la población. Como yo no llevaba el gorro reglamentario no pude saludarle adecuadamente.
En cuanto a su pregunta de sensaciones reinantes, nosotros éramos ceros a la izquierda, soldados diría forzosos. Nosotros no teníamos opiniones y tampoco los oficiales. Estos últimos estaban en el territorio para intentar subir en el escalafón cobrando el doble y pagando la mitad. Esto es lo que se decía entre la tropa.
En lo referente a un conflicto pasajero o más serio, no se sabía; se empieza una guerra y no se sabe cómo terminará. Y lo que pasó además de la miseria reinante es que, a más o menos a la mitad de la Mili, dejaron de pagarnos la soldada que, en mi caso, era unas 118 pesetas aproximadamente, pues decían que no llegaban los fondos. Curioso, ¿no?
- Los problemas con la soldada eran comunes. A mi padre lo licenciaron dos meses antes porque no había dinero y era 1969.
Vd. menta la presencia de oficiales marroquíes para preparar la entrega de Villa Bens. ¿La población estaba dispuesta a ese paso de manos?
Si nos referimos a los saharauis, supongo que algunos estarían a favor y otros en contra. Algunos se pasaron a las fuerzas de
Marruecos y lucharon contra España.
- Aunque la invasión parece que fue rechazada por unos dos mil efectivos españoles, lo cierto es que se tuvo que abandonar los puestos avanzados y comenzó el asedio a Tiliuin, Tzelata y Tagragra. Antes nos ha comentado alguno de esos telegramas donde se acusaba la falta de provisiones, incluso de boca, probablemente desde Tzelata. ¿Cómo fue para Vd. atender la radio hasta que lograron romper el cerco a comienzos de diciembre?
Los puestos avanzados de Ifni no fueron abandonados el primer día (23-11-1957), sino que lo fueron a medida que estuvieron auxiliados por las fuerzas que salieron de Sidi Ifni y por los paracaidistas que se esforzaron en llegar a los destacamentos sitiados.
La docena o más de T.P. que fui a buscar a la emisora aquella noche estaban escritos con lápiz por los suboficiales a cargo de dicha emisora. Mi trabajo principal era pasarlos a máquina por triplicado para, posteriormente, entregarlos todos a algún oficial para que los compulsara y verificara su corrección. Otro trabajo mío consistía en pasar al libro de T.P. todos los que se recibían y otro libro de T.P de los motores de gasolina o fuel que mandaban a arreglar o ya venían arreglados para distribuirlos a todo el territorio del A.O.E (Africa Occidental Española).
Muchos detalles interesantes aparecen en el librito de «La campaña del Sáhara 1957-58», de Carlos Canales Torres (editorial RISTRE) y también en el número 7 de la revista «Historia de la Guerra», de la editorial HRM, con varias fotos mías, incluida la portada, esta pasada a color y el artículo escrito por Ismael López Domínguez, y más.
- Justo ahora acaba de mentar una cuestión sobre la que queríamos incidir, pues Vd. estuvo en el lugar provisto de cámara de fotografía y recogió bastante material gráfico. No debía ser fácil tener semejante artículo en una situación como aquella.
No tuve ningún problema en tener y usar mi cámara CONTAX del año 1934. La compró mi padre, gran aficionado y semiprofesional, en el año 1938 estando ya usada y trabajó con ella hasta su fallecimiento en 1954. Tenía yo entonces 17 años cuando empecé a utilizarla, junto a la ampliadora de paso universal. Esta cámara es la que me llevé primero a Madrid y luego al Sáhara. Como en Villa Bens no había tiendas de fotos, tenía que pedir las películas y los baños a Canarias. Pero el problema principal era que no teníamos agua, solo un litro diario para beber y acicalarnos, y tampoco duchas. Reservaba cada día un dedo de mi agua hasta tener llena una botella de un litro y es cuando hacía un litro de revelador y otro de fijador. En cuanto al lavado de los rollos lo hacía con agua de mar y al final otro lavado con agua potable que volvía a guardar. Estos revelados los hacía de noche en la oficina con la puerta y ventanas bien cerradas
Los dos primeros rollos, una vez revelados, los mandé a un amigo fotógrafo en Barcelona y él me hizo copias a 7x10 y me las mandó a Villa Bens. Esto hasta que el oficial de campo de la Iberia me prestó su pequeño laboratorio en una casita fuera del fuerte y, algunas noches, me hacía yo mismo las copias. Posteriormente, otro teniente me pidió que fuera a su casa y revelara sus copias y, con los mismos baños, me hacía yo mismo mis propias copias.
Nunca me dijeron nada cuando me veían por las calles o en la playa tomando fotos de los desembarcos de la Infantería o la marcha de la Legión. Incluso me embarqué varias veces en las lanchas K-1 o K-2 y también a la corbeta Atrevida, a petición del comandante de Marina, para tomar fotos de la playa para poder señalizar el paso más seguro para estas lanchas.
Al parecer tengo una buena colección de casi 800 fotos. Tanto de mi estancia en Madrid como las de Villa Bens y El Aaiun.
- 800 fotografías es todo un archivo, más que nada en una época en la que sacarlas no estaba al alcance de cualquiera, como hoy.
Pregunté lo de los problemas más que nada porque siempre ha existido un velo de secretismo con todo lo de Ifni.
Cual es en realidad la pregunta??.
Mi colección eran las de Madrid (tres meses en Prado del Rey), nueve meses en Villa Bens (Tarfaia) y dos meses finales en El Aaiún, hasta la licencia.
- Aparte de con la radio y la cámara, ¿participó activamente en el conflicto?
En lo único que pude participar en el conflicto fue actuando de notario en relación a los desembarcos de la Infantería o la Legión, pues todos sabíamos que Villa Bens había que entregarlo a los marroquís en abril del 1958, más o menos. Lo único que hacía en la oficina del teniente Tamayo (que llegó posteriormente a general de brigada, creo, y que ya falleció), era ir llenando los libros de telegramas.
Y esto fue todo lo que pude hacer en este conflicto, 14 meses de mili, mal comidos, mal pagados y llenos de bichos y solo dos duchas. Al menos hubo la suerte de tener el mar en El Aaiún.
- Suena triste. ¿Confía en que su labor con la cámara impida que todos estos hechos caigan en el olvido más rotundo? (algo bastante fácil en la actualidad)
Llevo al menos una docena o mas de años insertando mis fotos en el foro de VETERANOS DEL SAHARA, con, al menos, unas 4.000 visitas mensuales.
Yo ya no puedo hacer más cosas.
Por ahora hay varios libros y revistas de guerra que insertan mis fotos sin cobrar yo nunca un solo real. Supongo que, a medida pasen los años, se irán valorando como al menos los recuerdos de aquella época. Puede que sea algo parecido a la guerra de los boers en Sudáfrica. Ya veremos.
- Como veterano, qué opinión le merece la bibliografía existente sobre la guerra de Ifni.
Y el tratamiento de la sociedad hacia los veteranos del Sáhara, incluida la pérdida definitiva de la franja?
Creo que existe mucha información referente a Ifni y Sáhara como libros o en artículos en Internet.
Sobre la pérdida definitiva de la franja, supongo la Tarfaia, el norte del Sáhara, quizá lo fue para los altos mandos, pero a la tropa no creo que nos importara pues así se nos podría reducir el tiempo de estancia forzosa en el territorio. A la sociedad en general poco les importa nuestra estancia allí. Pero, en un momento dado, durante el estallido de la guerra en noviembre del 57 y cuando la marcha verde en el 75, la población peninsular acudió en masa enviando gran cantidad de avituallamiento, al menos en el 57, aunque apenas llegó algo a nosotros.
- ¿Hay alguna pregunta a la que le gustaría responder y que no se le haya hecho?
No tengo ninguna pregunta y respuesta de más.
Nuestro más sincero agradecimiento a Joan Bordas.
Saludos