Bueno, para valorar un carro de combate hay que situarlo en su preciso momento de uso y el objetivo con el que fue diseñado, de otro modo se descontextualiza.
De ahí que, realizar afirmaciones rotundas consituya un error.
En este caso, los carros usados en 1939 o 1941, eran diseños del periodo de entreguerras y los modelos fueron evolucionando de acuerdo a las circunstancias (a los retos que fueron apareciendo durante el conflicto), asi como a la inercia de los diseños previos o la filosofía nacional (léase táctica y estrategia propias).
En suma, calificar a un modelo del mejor carro de la SGM es reduccionista, incluso, circunstancias ajenas al diseño original condicionaron su uso (en la campaña de Francia, los modelos galos sufrieron la mala gestión de proceso de repostaje de carburante, frente a la flexibilidad que el uso de las latas de gasolina, las famosas Jerrycans, proporicionó a las divisiones panzer.
Otro ejemplo, lo tendríamos en la poca evolución que las características propias del Teatro de Operaciones del Pacífico permitieron. De ese modo, cuando Tormenta de Agosto se llevó a cabo en Manchuria, los soviéticos arrollaron a los nipones sin que sus cañones de alta velocidad de 47mm pudieran hacer nada a los T-34/85 y que tan buenos resultados les había dado contra los Shermans norteamericanos.
El tiger I, cuyo modelo se había pergeñado antes de la operación Barbarroja y que nada tenía que ver con la respuesta a los diseños soviéticos con los que en 1941 se encontraron, se puede calificar como un gran carro de combate, tal vez más por su uso que por sus características: buen blindaje, buen arma principal, buena óptica, espacio de combate relativamente cómodo (alejado de las latas de sardinas rusas), una mecánica delicada propensa a las averías, mediocre relación potencia/peso... en definitiva, las mitificaciones no son convenientes o se tiende a falsear la realidad.
Saludos.