Abderraman va a reinar durante 32 años. Nada más instalado en el trono tuvo que ponerse a trabajar para solucionar las cuestiones más urgentes que eran: consolidar su posición, acabar definitivamente con la oposición de Yusuf y al-Sumayr, que aunque derrotados todavía se resistían a reconocer su autoridad, y acabar con las disensiones y luchas intestinas que habían asolado hasta entonces a Al-Andalus. Su primera medida fue organizar el ejército, excluyendo de él a los elementos poco fiables a su persona y colocar en los mandos militares y provinciales a personas capacitadas y fieles a su persona. Para ello tuvo que recurrir a llamar todos los omeyas que habían escapado a la persecución abasi y a los clientes omeyas que quisieran establecerse en Al-Andalus. Atraídos por su triunfo, pronto comenzaron a llegar miembros de su familia omeya. Abderraman los acogió con afecto y los colmó de deferencias y honores. Estos iban a constituir en Cordoba la aristocracia de sangre real que gozaba de cierta inmunidad, de exenciones fiscales, de un derecho de precedencia en las ceremonias oficiales y la mayoría cobraba importantes pensiones a cargo del Erario. Para fomentar esta emigración de omeyas y de sus clientes, Abderraman llegó a enviar emisarios a Oriente.
Con respecto a los rebeldes, tras su derrota estos no se habían cruzado de brazos. Yusuf había ido a Toledo para formar un ejército y al-Sumayl se dirigió a Jaén para movilizar a sus partidarios qaysies. Una vez reunidos actuaron contra Abderraman. El plan era atraer con una parte de sus fuerzas al emir mientras que otro contingente intentaba conquistar Córdoba por sorpresa. El plan estuvo a punto de tener éxito, puesto que Córdoba fue efímeramente ocupada por un hijo de Yusuf quien tuvo que retirarse al saber que el emir venía contra él. A continuación, el emir persiguió a los rebeldes por Andalucía Oriental, hasta la vega de Granada donde ambos jefes rebeldes solicitaron una amnístia a condición que fueran respetados sus bienes. El emir aceptó la propuesta y regreso con ambos jefes a Cordoba, donde al considerar que su autoridad ya no era disputada en Al-andalus suprimió en los sermones del viernes la mención del nombre del califa abassi. Ambos jefes rebeldes vivieron en Córdoba durante cierto tiempo en aparente tranquilidad, incluso eran consultados por el emir. Más tarde, Yusuf escapó y se rebeló contra el emir en Mérida donde reclutó un ejército y avanzó contra Córdoba, sin embargo fue derrotado por los gobernadores leales de Sevilla y Morón y tuvo que huir con unos cuantos partidarios a tierras de Toledo donde fue asesinado por sus partidarios en 759-760. Con respecto a Al-Sumayl, fue encarcelado y hecho estrangular ese mismo año.
Durante todo su reinado, Abderraman tuvo que sofocar constantes rebeliones tanto de árabes, bereberes e incluso de algunos de sus parientes omeyas . La primera rebelión estalló en Toledo en 763 y tardó un año en ser sofocada y estuvo protagonizada por partidarios de Yusuf. Ese mismo año estalló otra revuelta en el distrito de Beja, patrocinada por los abasíes un emisario de los cuales había desembarcado en al-Andalus para tal fin, y a la que se sumaron muchos árabes tanto baladíes como chundiés. Tras la derrota de los rebeldes en Carmona la rebelión fue sofocada. En 766 estalló otra revuelta protagonizada por yemeníes en la región de Niebla que se extendió hasta Sevilla y Alcalá de Guadaira antes de ser sofocada. Todavía en 774 los yemeníes volvieron a rebelarse en Sevilla, rebelión que tampoco tuvo éxito.
Pero quizás la rebelión más peligrosa y duradera a la que tuvo que enfrentarse Abderraman fue la del bereber Shaqya ben Abd al-Wahid. Este era un maestro de Santaver, la capital de la Cora de Cuenca, que se hacía pasar por un imán descendiente del Profeta a través de la hija de este, Fátima. La rebelión comenzó en 768 y no fue reprimida hasta 776-777. Recurriendo a tácticas de guerrilla, Shaqya y sus partidarios llegaron a controlar toda la región entre las cuencas del Tajo y del Guadiana. Finalmente la rebelión fue sofocada tras el asesinato de Shaqya por dos de sus partidarios.
Incluso miembros de su propia familia conspiraron contra el emir. En 779-80, el omeya Abd al-Salam ben Yazid y un sobrino del emir, Ubayd Allah ben Aban, intentaron destronarlo y fueron ejecutados. Cuatro años después, otro sobrino del emir, al-Mugira, conspiro en colaboración con un hijo de al-Sumayl y ambos fueron ejecutados.
Con respecto al reino de Asturias, la convulsa situación de al-Andalus impidió que Abderraman actuara con energía frente a las continuas incursiones de los cristianos. Según las crónicas cristianas, durante el reinado de Fruela I los asturianos consiguieron una serie de victorias contra los musulmanes, siendo la más contundente la obtenida en Pontuvium en Galicia en la cual fue capturado y ejecutado un hijo del emir, el príncipe Umar. Por su parte, las crónicas musulmanas registran una gran expedición dirigida por Badr en 766 ó 767 en territorio de Alava en la que obtuvo tributos y rehenes.
Saludos
Saludos